Corea del Sur nos tiene acostumbrados a sus películas de acción violenta con grandes dosis de crueldad y riego de sangre por aspersión. No es New world una excepción en ese aspecto pero sí lo es en todo lo demás, ya que nos encontramos ante un sólido film que va ganando en interés, complejidad, intriga y profundidad conforme avanza su historia.
La trama sobre el poder y la ambición en el entorno del crimen organizado se enriquece al entretejerla con la de la policía que lucha heroicamente contra esos peligrosos delincuentes dejándose llevar, muchas veces también, por la ambición de proclamarse como los vencedores definitivos de la mafia. La idea de que el fin justifica los medios hace que los que deberían ser defensores de la ley pasen por encima de la dignidad de sus agentes forzándoles a arriesgar su vida o la de su familia en misiones descabelladas o muy poco preparadas. Aunque vapuleados entre tiros, puñaladas o garrotazos, lo cierto es que en esta película están presentes temas tan potentes como la corrupción, la avaricia, la cobardía o el abuso de todo tipo sobre las personas.
El guión, como comentaba, va enriqueciéndose progresivamente al ir descubriendo al espectador que no todo, ni todos, son lo que parecen y, aunque con algunos momentos intermedios de caos y confusión, no deja de ofrecernos sorpresas hasta los últimos segundos del film.
Visualmente (y paradójicamente, considerando la violencia intrínseca y extrínseca) la película es preciosa. Sin grandes alardes, la cámara recoge de manera clara lo fundamental de cada escena, con gran detalle en los primeros planos y con sutiles movimientos en travelling que permiten abarcar en un plano todo lo que se quiere transmitir. Sabe dosificar las sorpresas y la planificación de las escenas de la sala de juntas donde se reúnen los jefes es digna de un coreógrafo.
En definitiva, una curiosa joya dentro del, afortunadamente, poco apreciado género de la violencia mafiosa oriental.
Firma: Esther Rodríguez
Extras DVD:
La mafia coreana ha conseguido reunir a todas las familias bajo un único mando y dotar a sus actividades de una organización empresarial que no solo da una coartada legal a sus negocios sino que hace sus delitos mucho más efectivos y difíciles de rastrear.
Cuando muere el jefe supremo en un sospechoso accidente de coche, comienzan las luchas para ocupar su puesto y cada familia tiene su propio candidato. Lee, un policía infiltrado en lo más alto de la organización se ve entonces en medio de los duros y violentos enfrentamientos por alcanzar la cima a pesar de su reticencia a continuar con la misión.