Negación

Negación trata un caso real acaecido recientemente, a comienzos del siglo XXI, relacionado con el Holocausto nazi. Resulta, por tanto, muy interesante por referirse a un tema cercano e histórico a la vez.

La realización del film es correcta, con todas las connotaciones que este adjetivo trae consigo. Nada desentona, nada está fuera de lugar, ningún elemento queda suelto. Sin embargo, en la misma corrección, nada llega a llamar especialmente la atención, fuera del tema en sí.

Está claro que los realizadores han apostado por la objetividad y el equilibrio, mostrando los hechos de un modo desapasionado pero con contundencia académica y eficacia informativa. Se utiliza un ritmo continuo tanto en los momentos más emotivos como en los de transición, lo que provoca una parsimonia con tendencia a dar al traste con la atención del espectador. Es la fuerza de la propia historia la que bombea oxígeno para que no decaiga el interés de la trama.

Centrados en el mensaje y en recalcar que las únicas víctimas reales fueron las de los campos de exterminio, no parece que Jackson y Hare hayan dedicado mucho tiempo al revestimiento anecdótico o humano de los personajes que aparecen en la película. Por el camino se han perdido, por tanto, las singularidades de los protagonistas, retratados apenas con unos simples brochazos aunque también correctamente interpretados por Rachel Weisz, Tom Wilkinson o Andrew Scott.

Curiosamente, el papel mejor trazado es el de David Irving, necesario por otra parte para poder comprender la propia demanda. Timothy Spall realiza una actuación sobresaliente consiguiendo que su personaje resulte real, controvertido y extrañamente convincente.

Firma: Esther Rodríguez