Micmacs

Jean-Pierre Jeunet se decidió a poner en marcha esta película, con la colaboración de Guillaume Laurant en el guión, tras haber desechado la oferta de dos importantes producciones cinematográficas. Hacía tiempo que tenía esta historia en mente y el hecho de poder contar finalmente con Dany Boon como actor principal acabó de convencerle. Uno y otro deseaban poner su grano de arena en el compromiso de denuncia de los traficantes de armas y las terribles consecuencias que de ellas se derivan, tanto en guerra como en trágicos percances colaterales.

Intencionadamente ha vestido el guión, que por el tema en sí es un auténtico drama, hacia una visión absolutamente fantasiosa y caricaturesca. Uno tras otro van sucediéndose los truculentos y divertidos “gags” que Bazil y la genial banda de traperos se inventan para conseguir su objetivo final, que no es otro que dejar al descubierto las malévolas intenciones de aquellos desalmados personajes que, con absoluto desprecio de la vida humana, viven y se enriquecen gracias a sus turbios negocios.

La genial ambientación de la cueva que sirve de vivienda a los traperos, así como las “especialidades” de cada uno de ellos, son un buen ejemplo de las verdaderas intenciones del director y guionista: denunciar una auténtica lacra humana vistiéndola con la más generosa de las sonrisas. Genial y ácida caricatura, después de todo.

Firma: Joaquín Guitart