Me estás matando Susana

Roberto Sneider, el productor de Frida, se lanza a dirigir su primera película. El guion se basa en la novela Ciudades desiertas de José Agustín y cuenta con la interpretación de dos buenos actores. Gael García Bernal (Desierto, Babel, la voz de Hector en Coco) actúa junto a la madrileña Verónica Echegui (La niebla y la doncella, Yo soy la Juani).

Una vez puestos un poco en contexto, me gustaría analizar Me estás matando Susana desde dos perspectivas. La formal y la moral.

Si nos referimos a la ejecución, tenemos que decir que nos encontramos ante un film sólido y coherente. La estructura se desarrolla de manera fluida, las tomas están cuidadas y la interpretación resulta un poco más que correcta. Todo ello ayuda a fortalecer esta comedia. Y aunque no desate risas y quiera posicionarse en un terreno poco convencional, Sneider busca dirigirse a una masa comercial.

Pero, si nos fijamos en el fondo de ese diálogo a las masas y escarbamos debajo de lo obvio (una denuncia al machismo), nos encontramos con una sorpresa. Bajo el grito que quiere animar la libertad de la mujer, se justifican acciones muy poco honradas y que juegan en su contra. Esa denuncia sexista también se adhiere a la propia mujer. Se cambian los roles en un “nadie se salva de pecado” que termina arrastrando al público a otra lúgubre y simplificadora recreación de la complejidad de un matrimonio.

Y, al sumársele un fugaz y feliz Chim-pum al final, parece que nos tengamos que ir con la conciencia tranquila después de haber consumido más de una hora de desaprensión.

Firma: Carla Sciamma