Kevin McDonald ha conseguido producir el primer documental autorizado de Bob Marley. Su familia ha cedido material de archivo, ha sido entrevistada con total libertad y ha aceptado el resultado final. La propuesta del conocido documentalista no busca polemizar sobre nada, ni cuestionar las excentricidades del artista; a pesar de que no esconde el dolor que provocaban sus infidelidades (a las que no consideraba como tales) y la peculiar relación con sus hijos.
McDonald apuesta por una estructura de cronología lineal y ordenada, algo que ya había mantenido en sus bastante exitosas películas de ficción: El último rey de Escocia, La sombra del poder o La legión del águila. Eso le permite centrarse en el personaje y las personas que influyeron en su vida o, mejor dicho, en quienes influyó con tanta fuerza; pero también en aspectos más socioculturales como la evolución de los estilos musicales -del ska al reggae, por ejemplo- o en los movimientos políticos en su país, Jamaica, y en África.
El director escocés trenza, con todo eso, una biografía nutrida de abundantes testimonios –su familia, los músicos de su grupo The Wailers, sus productores, amigos y amantes-, que consiguen trazar un perfil bastante completo del músico. A las imágenes –fotografías y vídeos de actuaciones o de escenas caseras-, se le suman otras bien de archivo sobre los eventos históricos a los que se hace referencia, o bien actuales, que aluden a experiencias o zonas geográficas (barrios) que Marley recoge en alguna de sus canciones, en especial del ghetto de Kingston donde vivió de joven.
Música, fe, amor, política y fútbol se entretejen en lo que Marley consideraba el fundamento de su vida: la “religión” rastafari. Esta convulsa mezcla, aderezada por el consumo de marihuana -considerada una hierba sagrada- y su peculiar idiosincrasia -que le llevaba a amar la vida sana y, a la vez, a someterse a algunos dictados de la comercialidad-, se abordan sin sanciones y con cierta complejidad.
No obstante, McDonald no juzga en profundidad; más bien retrata orquestando el retrato de muchos y, eso sí, alaba implícitamente las buenas intenciones que movían a Bob Marley en sus conciertos benéficos y en la organización de sus casas, donde acudían quienes querían y donde los necesitados siempre encontraban una suma para solventar ciertos problemas.
Las letras que componen sus canciones -siempre nacidas de su vida cotidiana, de vivencias concretas y casi siempre dolorosas- son parte progratonista del guión, lo que permitirá disfrutar a los amantes de la música y acercarles también las sombras que flotaban en su alma.
Firma: Lourdes Domingo
Bob Marley nace en Jamaica y fallece en Miami a los 36 años después. De origen pobre y rural, acaba siendo una de las figuras de la música que más influyó, también socialmente, a lo largo de los años 60 y 70.
