Lars von Trier, uno de los cabecillas del movimiento Dogma, se ha inspirado ligeramente en el prefacio de la novela Historia de O (1954) de Paline Réage para la segunda película de la trilogía que inició con Dogville. Al igual que en ésta, los decorados se limitan a un escenario con el suelo pintado y con unos cuantos objetos y muebles; el fondo es una simple cortina. Sin embargo, la “frescura” y, al mismo tiempo, profundidad cinematográfica, moral y argumental de Dogville ha perdido mucha fuerza esta historia sobre la esclavitud, el racismo y el debate entre afectos, voluntad e ideologías. Incluso esto ha conducido a una superficialidad y brutalidad en el tratamiento de la sexualidad de la protagonista que la hace incoherente con la Grace de Dogville“.
Como bien dice el propio Trier, “ésta será una de las escasas ocasiones en las que los Panteras Negras y el Ku Klux Klan estén de acuerdo, odiarán la película”. Y es que la ambigüedad que caracteriza al director danés es aún más fuerte en Manderlay. No hay una respuesta ni varias respuestas a las paradojas humanas que plantea. Incluso algunas de las paradojas son bastante artificiales, rebuscadas y poco convincentes; lo que hacer perder credibilidad al devenir narrativo (siempre dentro de los cánones tan abstractos y minimalistas de Lars von Trier). No hay respuestas. Y la ausencia de respuestas es un camino demasiado fácil para un director tan reputado y para un tema tan conflictivo. Por eso, y a pesar de otras reflexiones interesantes -como la metáfora de las consecuencias que puede tener el imponer la democracia por la fuerza-, esta película danesa (pero con un equipo internacional) se convierte en una hermana menor de su predecesora. La tercera entrega de esta trilogía, que según muchos versa sobre América (aunque sus argumentos pueden ser universales), se titulará Washington y contará con otra intérprete distinta para el papel de Grace.
Firma: Redacció
Extras DVD:
- Audio: inglés, castellano
- Subtítulos: castellano
- Trailer
- Ficha artística, técnica
- Filmografías seleccionadas
Manderlay está situada en una llanura solitaria en alguna parte del sur de Estados Unidos. Grace y su padre dejaron Dogville en el año 1933. El padre de Grace y su pequeño ejército de maleantes habían pasado el invierno buscando en vano nuevos cotos de caza. Fue entonces cuando decidieron dirigirse hacia el sur. Por casualidad, en el Estado de Alabama, sus coches se detienen delante de una gran verja cerrada con una cadena y un candado: se trata de Manderley, una gran plantación de algodón, trabajada por esclavos a la antigua usanza. Grace, tras un encuentro con una de las esclavas, considera que es su deber compensar a los esclavos por las injusticias que han soportado por parte de los blancos. “Nosotros les trajimos aquí, les usamos y les convertimos en lo que son”, le dice a su padre. Grace se queda allí para iniciar un extraño proceso de liberación.
