Lo más importante de la vida es no haber muerto

Olivier Pictet (Ginebra 1977), Pablo Martín Torrado (Madrid 1973) y Marc Recuenco (Barcelona 1978), los tres con diversas experiencias profesionales y fuertemente vinculados por su amor al cine y la creatividad, han unido sus fuerzas para dirigir esta película basada en un guión de los dos últimos. Han contado para ello con la probada veteranía de Emilio Gutiérrez Caba y un ajustado conjunto de reconocidas figuras de nuestro panorama cinematográfico.

Si analizamos la estructura argumental del film en su más cruda realidad, nos encontramos ante la siempre complicada problemática de una mujer con dos amores. Pero, esta situación, plasmada en infinidad de ocasiones a lo largo de la historia del cine, se nos ofrece en este caso con una visión absolutamente onírica y kafkiana cuyos resultados nos sorprenden y a ratos nos confunden, y dando a entender, además, que finalmente basta con el consentimiento de los implicados para que todo siga igual… o casi.

A posta, los directores mezclan el uso del cine en blanco y negro con el color, según las distintas fases de las secuencias que viven los protagonistas y preferentemente en las que Jacobo sufre irreales visiones que, en el fondo, no son más que pura realidad. Esta característica y el desigual planteamiento de la trama puede crear problemas de comprensión para el espectador poco avezado. Posiblemente su estructura sea más interesante como tema de estudio para sesiones de cine-club.

Este título ha sido presentado en más de 20 festivales cinematográficos, y entre ellos en la sección “Noves Visions” del Festival Internacional de Sitges 2011.

Firma: Joaquín Guitart