Lifi (Una gallina tocada del ala)

Este primer largometraje animado de Seong-Yun Oh está basado en la novela The hen who dreamed she could fly, de la escritora coreana Seonmi Hwang que también participa en la adaptación cinematográfica. A pesar del reconocimiento obtenido en su tierra natal, Corea, el film no logra la belleza, ni artística ni argumental, de las obras del también asiático Hayao Miyazaki (El viento se levanta).

Lifi (Una gallina tocada del ala) no consigue deslizarse por la pantalla sin tropezarse en el guión con apresuramientos y ligerezas narrativas que rompen la armonía y deslucen la historia. Lo mismo ocurre con una animación en dos dimensiones que, aunque precisa en los primeros planos, se desdibuja en los paisajes y los grandes escenarios. Pero, con todo y sin ser una obra de arte, resulta una cinta visualmente bonita por la sencillez de sus líneas y su ambiente poco recargado.

El relato no atina con la delicadeza infantil e incluye demasiados elementos crueles, tenebrosos o bruscos como para convencer a su público objetivo y tampoco deja claro su propósito. Si bien es cierto que durante todo el metraje se aboga por la tolerancia, la diferencia y la lucha por alcanzar los sueños, el desenlace no deja de recordarnos que, por algún motivo, cada uno es lo que es y tiene su misión en este mundo.

Así, y pese a la gran enseñanza de respetar la libertad personal, la tristeza que emana de la historia no compensa sus momentos más lúcidos y deja una sensación agridulce en el espectador. Una apuesta diferente pero injustificada.

Firma: Mar Pons