Lasa y Zabala lleva la polémica al cine. La película dirigida por Pablo Malo (La sombra de nadie, Frío sol de invierno) se basa, en su mayoría, en el sumario del caso que impactó a la ciudadanía española. Tratar el terrorismo en la gran pantalla no es sencillo, y menos en el país que lo ha sufrido; no hablamos de países lejanos, sino de algo que ocurrió muy cerca de ti.
El film eleva, sin quererlo, a protagonista la figura de Iñigo Iruin, abogado abertzale, interpretado por Unax Ugalde. La caracterización de los guardias civiles parece más un puñado de tópicos que una posible realidad: el “loco”, el arrepentido, el callado que se va de la lengua y el cabecilla manipulador. Los otros personajes secundarios sí que tienen una personalidad más marcada y verosímil.
La historia que narra Lasa y Zabala puede parecer dura e impactante por sus escenas de tortura y asesinato, pero después de verla uno se puede preguntar si nos encontramos delante de un film o de un documental recreado. Cuesta saberlo.
El terrorismo versus el terrorismo de Estado, preguntarse si todo vale para acabar con la muerte de inocentes, etc., son las clásicas preguntas que se planteaban en España después de conocerse la existencia de los GAL. La película no trata de moralizar ni se posiciona en uno u otro bando, simplemente narra aquello que ocurrió en el primer acto del Grupo Antiterrorista de Liberación. Tampoco aparecen mucho las siglas de ETA y se habla de refugiados cuando se habla de etarras exiliados en Francia.
Lasa y Zabala es una película bien rodada. Por su temática siempre dará qué hablar, no por su nivel de interpretación o dirección, ni siquiera por su ambientación en los años ochenta y noventa, sino porque es un tema que genera polémica. La experiencia nos ha enseñado que lo mejor es hablar las cosas, aunque generen controversia, y que los niños sepan o pregunten acerca de lo que ocurrió en el país hace no tantos años. Las catástrofes, bien sean humanas o por efecto de la naturaleza, siempre han sido temas para la gran pantalla. Desde la II Guerra Mundial o el 11S hasta una erupción volcánica o un tsunami han sido plasmados en la gran pantalla con mayor o menor acierto. ¿Por qué no lo puede serlo el terrorismo que había en España?
Firma: Josep Alegret
Lasa y Zabala fueron dos jóvenes miembros de la banda terrorista ETA, asesinados por miembros de los GAL en 1983. Sus restos se descubrieron dos años después en una localidad de Alicante y, diez más tarde empezó la investigación que culminó en un juicio a los culpables por secuestro, tortura y asesinato.
