La mitad de Oscar

Manuel Martínez Cuenca, desde El juego de Cuba (2001) y pasando por Malas temporadas (2006) en ambas como director y co-guionista, ha querido situar la acción de esta nueva película precisamente en tierras de Almería, donde nació, en unos parajes que conoce y describe generosamente haciendo gala de su habilidad documental, circunstancia que se nota profusamente en cada uno de los larguísimos planos en que se desarrolla el guión.

La tremenda aridez del rocoso paisaje en contraposición con el plácido mar como fondo son, casi permanente, escenario donde Oscar y María recrean en silencio casi absoluto, el recuerdo de su vida anterior. Este silencio (no hay música en toda la película) y la manifiesta alta percepción de los sonidos más elementales como las olas, el viento, el crujido de las pisadas sobre las rocas, son la singular ambientación que el director ha querido destacar como verdadero marco en el que se desenvuelven las pocas horas en las que los dos hermanos evitan hablar de su mundo anterior plagado de añoranzas y desilusiones.

Esta circunstancia y la deliberada escasez del diálogo confieren a la cinta, pese a la calidad de las imágenes, una excesiva lentitud que la planificación del guión requiere pero que posiblemente no tenga en consideración determinado tipo de espectador.

Muy ajustados en sus respectivos papeles Rodrigo Sáenz de Heredia (Oscar) y Verónica Echegui (María) quien inició su andadura con La Juani (Bigas Luna), y ya ha intervenido desde entonces en más de 10 títulos.

La mitad de Oscar es, por sus características, puro cine de director, aunque no se pueda calificar como “cine puro” por el trasfondo de su tenebroso argumento. La película fue seleccionada para la sección oficial del Festival de Toronto y del de Gijón del 2010.

Firma: Joaquín Guitart