La desaparición de Eleanor Rigby

Ned Benson debutó en la dirección en el año 2013 con el interesante y original proyecto que ha dado lugar a este film. El joven realizador neoyorquino filmó, en aquel entonces, dos películas distintas (de momento, inéditas en las salas) que, bajo el mismo título de La desaparición de Eleanor Rigby únicamente acompañado y diferenciado por un Él y un Ella, radiografiaban una misma relación romántica desde el particular punto de vista de cada uno de sus protagonistas.

La versión que ahora se estrena (Ellos), ha nacido de la unificación de las dos primeras, principalmente por exigencias de distribución y de la compañía que adquirió sus derechos. Esta circunstancia ha supuesto cierta limitación creativa para una idea que apuntaba mucho más alto que su resultado final. Aun así, el compendio en poco más de dos horas de esta (doble, pero única) historia de amor y desamor posee un nivel y virtudes suficientes para destacar entre las muestras habituales de su género.

Benson propone un detallado estudio de personajes, en el que prioriza el retrato del comportamiento de sus dos protagonistas llegados a un punto concreto de su relación, frente al detalle de los acontecimientos de su historia en común. La desaparición de Eleanor Rigby (título que remite al conocido tema de The Beatles) desvela en pequeñas dosis, y sin voluntad de detenerse en ellas demasiado, las dramáticas causas de una crisis de pareja, para centrar su foco en el modo de enfrentarse a la misma de los sujetos implicados.

El juego con los puntos de vista, por el que apuesta la película, trasciende entonces al mero aspecto formal, y Benson introduce de lleno al espectador no solo en la vida de sus protagonistas, sino en su mundo interior, en sus dolores, en sus dudas, en su incomprensión o en sus arrebatos, en todo momento matizados desde las dos perspectivas diferentes que escoge el film.

El resultado es notable, aunque con demasiada frecuencia transmite la sensación de haberse dejado en el camino de la edición final parte de su espíritu. Sin embargo, la capacidad de la película para huir de los tópicos, así como el buen hacer de los actores principales y secundarios (con una inmensa, como siempre, Jessica Chastain), la convierten en una opción a tener en cuenta para el espectador que busque cierta profundidad en un relato romántico.

Firma: Juan Xipell