La conspiración de noviembre

Con la inspiración en la saga de Bill Granger (The november man), más en concreto en There are no spies, Finch y Gajdusek actualizan y cambian conflictos (guerra cheneno-rusa) y localizaciones (Serbia), supuestamente, para facilitar la conexión con el espectador así como los costes de producción (que tantas facilidades tienen en Belgrado).

Con un reparto que tenía todas las de ganar, el guión resulta reiterativo y poco hábil para dotar de profundidad y carisma a personajes y situaciones. Las motivaciones personales -ancladas en venganzas y traiciones- y las relaciones maestro-discípulo -alargadas y metidas con calzador para sumar secuencias- se mantienen en la línea del tópico.

Gracias a la dirección de Roger Donaldson -que tiene oficio, pues ha manejado tanto comedias como thrillers o dramas políticos-, el film sostiene el buen ritmo de un producto de acción. Las explosiones son abundantes; las persecuciones en mercados y cocinas de restaurante mantienen el interés; y el conjunto distrae, sin convencer, mientras arrastra la dosis de violencia del protagonista y la perversidad del antagonista.

Firma: Lourdes Domingo