Se trata de la ópera prima de la joven actriz vasca Icíar Bollaín (la adolescente protagonista de El Sur, de Víctor Erice), que se ha puesto detrás de la cámara para ofrecernos una sorprendente road movie española. Con un guión propio, escrito con la colaboración del realizador Julio Medem (Vacas, La ardilla roja), parece influida por la innovación de este primer filme y la naturalidad de la última película de su colega, en una puesta en escena brillante, que sabe incluso a joven rebelde y con la cual intenta cuestionar la sociedad-hecha y cierto sistema de valores.
A tal fin, la Bollaín ha contado con la excelente interpretación de Candela Peña (Días contados) y la debutante Silke, en su espontáneo papel de Niña; así como todo un convincente reparto que encarna a sus creíbles personajes. La película, aparentemente minoritaria, ha cuajado en las carteleras del país, sobre todo entre las nuevas generaciones de cinéfilos.
No obstante, donde la película hace agua es en su fondo. Pese a que la nueva realizadora ha dado un toque de sensibilidad femenina al relato, la historia que cuenta –al contrario de los personajes– no resulta demasiado real y sí, en cambio, un tanto frívola, con una escalofriante falta de ética en la situaciones. Por otra parte, el amour fou entre la Niña y Olaf, el obrero ruso del que se prenda perdidamente, tiene poca entidad –quedándose, eso sí, en el erotismo de lujo–; mientras que la amoralidad casi animal de los protagonistas está más próxima al cinismo –humor y actitudes personales incluidas– que a un verdadero análisis del entorno social, mostrando sólo el mero “me apetece”, sin salida alguna que el quemar tristemente el presente. De ahí el “salto hacia adelante” final.
Icíar Bollaín se defiende así: “Yo puedo hablar de la gente de mi edad. Quería reflejar un ambiente social realista. Por eso las dos chicas protagonistas, si representan algo es a los jóvenes como ellas. Creo que las últimas películas que se han hecho sobre jóvenes los malinterpretan. Quizá porque están realizadas por gente mayor, de otra generación”.
¿Es ésta la juventud española de los 90 que andamos? Pienso que el significativo título Hola, ¿estás sola? –que se emplea en el filme para el ligoteo– posee serias connotaciones con la soledad anímica que padecen estas jóvenes confusas, que no saben adónde van, en su protesta estéril contra una sociedad adulta corrupta que no les ha ofrecido una salida coherente o ejemplar. Pero eso apenas lo apunta la prometedora Bollaín, ya que su discurso acrítico y pesimista únicamente se reduce a la frescura de una moral de hippies y muy poco más.
Firma: Josep Maria Caparrós
España, años 90. Narra las desventuras de dos jóvenes en paro y a la deriva sentimental: la “Niña”, hija de padres separados, y su amiga Trini, huérfana de madre y más loca que ella, quien la estima de verdad. Ambas inician un itinerario moral y existencial, que les llevará físicamente de Valladolid a la Costa del Sol, pasando por Madrid –para enriquecerse y vivir nuevas experiencias–, en una búsqueda denodada de felicidad y encontrarse a sí mismas.