Haz de tu vida una obra de arte

Todos conocemos lo costoso (en términos en económicos) que resulta sacar adelante un proyecto cinematográfico y, por eso, siempre tendemos a mirar con simpatía y benevolencia (e incluso con admiración) a los valientes que se arriesgan a llevar a cabo su sueño sin en el respaldo de las subvenciones gubernamentales. Sin embargo, al ver una película como Haz de tu vida una obra de arte, llegamos a la conclusión de que este desamparo financiero no puede ser una excusa ni una disculpa para producir un film tan nefasto. Y la causa no está en otro sitio más que en el guión (la parte que necesita menos dinero y más cerebro).

La historia comienza de manera bastante chapucera, no obstante se le da el beneficio de la duda esperando a ver cómo se desenvuelven los personajes. Por eso, cuando la película enseguida se convierte en una retrospectiva de las andanzas piscineras de Pajares y Esteso con un dudoso humor de lo más basto y primario, se pierde todo interés.

No encontramos, en coherencia con el guión, ningún personaje bien caracterizado y tampoco las interpretaciones (con dicciones y posturas más propias de representaciones colegiales de teatro) sacan al espectador de su aburrimiento y creciente indignación.

Por justicia, merece mención especial la actriz Sandra Marchena, que acumula toda la naturalidad que les falta a los demás (con la ventaja de encarnar a Loreto, el único personaje medianamente creíble), así como Aitor Merino o Ramón Merlo, cuyos olvidables personajes no ahogan del todo su calidad interpretativa.

Firma: Esther Rodríguez