Hablar

Joaquín Oristrell, director y guionista televisivo (Felipe y Letizia, Abuela de verano) y cinematográfico (Dieta mediterránea, Los abajo firmantes), convierte un experimento que podría ser solo técnico en algo más completo. Y es que Hablar está rodada en un único plano secuencia y ofrece una polifonía de vidas singulares pero vehiculadas y dinamizadas por un agudo discurso implícito sobre la “palabra” y su papel fundamental en la comunicación humana.

Como si de un secuestro de realidad se tratara, la cámara de Oristrell recoge una compleja coreografía de personajes y minitramas que se conjugan en forma de comedia y drama. Las calles del barrio de Lavapiés en Madrid son escenario y telón de las voces y miradas de un buen número de actores que, en su mayoría, capturan el gesto y el matiz de conflictos muy diversos, paradigma de otros más universales.

La agosteña y calurosa noche es testigo de silencios, verborreas, monólogos flamencos, discursos sofistas, mentiras y verdades, complicaciones y simplicidades, encuentros y desencuentros que desembocan -como algo natural a la toma en continuidad- en un homenaje a la escena clásica y al poder evocador de la palabra.

Actual pero perdurable en bastantes aspectos, la pieza de Joaquín Oristrell tiene el valor de entregar 80 minutos de experiencia de cine auténtico y, a la vez, de teatro casi auténtico. Del mismo modo, esos retazos de vidas resuenan como espontáneos, a pesar de algunos pasajes más declamativos o de conflictos más extremos.

Firma: Lourdes Domingo