La película se basa en una historia de Dave Johannson, que se inspiró en su propia experiencia en Minnesota y en la gente que conocía. Esta historia la desarrolló con Schenk, guionista novel, hasta llegar al guión que ha dirigido y protagonizado el prolífico Clint Eastwood.
El productor, Bill Gerber, menciona que Gran Torino retoma las relaciones exploradas en todos los trabajos de Eastwood. “Clint, siempre ha tratado los temas complejos de la raza, la religión y los prejuicios de un modo honesto, que a veces puede ser políticamente incorrecto, pero que siempre es auténtico. Gracias a que conoces a Clint, entiendes que tiene más cosas en común con Walt de lo que se ve. Empiezas sin saber nada de él y entonces comienzas a ver cómo es en el fondo, gracias a su relación con esa gente”, comenta Gerber.
Y es cierto que Eastwood siempre ha tocado dramas personales en comunidades pequeñas (Sin perdón o Mystic River) o entornos sociales más grandes (El intercambio, Cartas desde Iwo Jima o Banderas de nuestros padres), con un especial interés por las relaciones intergeneracionales y trascendentes. En esto conecta con la oscarizada Million Dollar Baby, aunque en Gran Torino, Eastwood ofrece una redención plena del protagonista y una visión algo más optimista sobre la realidad y el papel del hombre en la sociedad contemporánea, conflictiva, ecléctica y de valores en transición. El fatalismo suavizado y el tono esperanzador ofrecen una historia muy interesante, en la que se abordan muchos temas actuales y perennes, y en la que el guión tiene algún que otro pasaje demasiado complaciente. Por su parte, el elenco de actores, capitaneado por el veterano Eastwood y la familia vietnamita ofrecen un retrato cercano y humano de la necesidad de entendimiento y mutua cooperación entre culturas.
Firma: Redacción
Extras DVD:
- Audio: inglés, castellano, alemán
- Subtítulos: castellano, danés, finlandés, alemán, noruego, portugués, sueco, alemán para sordos, inglés para sordos
- Al volante: el reflejo de la cultura americana
- Gran Torino, mucho más que un coche: visita a Detroit y a la exposición anual de coches de época donde se describe el vínculo entre los hombres y sus vehículos
Walt Kowalski, un trabajador del automóvil jubilado, ocupa su tiempo con reparaciones domésticas, cerveza y visitas mensuales al peluquero. Aunque el último deseo de su difunta esposa fue que se confesara, para Walt, un resentido veterano de la Guerra de Corea que mantiene su rifle M-1 limpio y listo, no hay nada que confesar, de momento. Aquellos a los que solía considerar sus vecinos se han trasladado o han fallecido y han sido sustituidos por inmigrantes hmong, del sudeste asiático, a los que él desprecia.
Ofendido por prácticamente todo lo que ve, los aleros caídos, el césped descuidado y los rostros extraños que le rodean; las pandillas sin propósito de adolescentes hmong, latinos y afroamericanos que creen que el barrio les pertenece; los extraños inmaduros en que se han convertido sus hijos, Walt sólo espera a que llegue su última hora. Hasta la noche en que alguien intenta robar su Gran Torino del 72. Tan reluciente como estaba el día en que el propio Walt ayudó a sacarlo de la cadena de montaje hace décadas, el Gran Torino hace que su tímido vecino adolescente, Thao (Bee Vang), entre en su vida cuando los pandilleros hmong presionan al chico para que intente robarlo.
