Este documental, que sigue la vida de cinco niños gravemente enfermos, es una lección de madurez y de cómo afrontar las dificultades tanto para los adultos como para los más jóvenes.
El cine, y en especial el cine documental, es una ventana abierta al
mundo por la que podemos asomarnos y penetrar en otros ambientes y otras
vidas enriqueciendo un poco más la nuestra. Pero pocas veces topamos
con una película que, de modo tan sincero y valiente, nos introduzca en
uno de los aspectos de la realidad más difíciles de digerir como es la
enfermedad infantil.
No por sabido, e incluso vivido en alguien cercano, deja de impresionar
la contemplación de unos niños que conviven con el dolor, con los
tratamientos médicos más agresivos, con las constantes visitas a los
hospitales, con las limitaciones para las actividades lúdicas más
sencillas o con incómodas sondas o vendajes. Anne-Dauphine Julliand,
la realizadora del film, superó el dolor por la enfermedad y la muerte
de su hija recordando la actitud despreocupada y alegre de la pequeña y
de los demás niños que estaban en su misma situación. La lección que
aprendió de ellos le llevó a contarnos estas cinco historias llenas de
optimismo y aceptación.
Julliand realiza un trabajo impecable. En lo esencial, deja hablar a
los niños con la frescura y la simpatía que les definen, permitiéndonos
acompañarles en sus juegos, en sus visitas al médico y en sus descansos
familiares. Ellos mismos nos cuentan su enfermedad y cómo les afecta en
su vida diaria; y nos ayuda a comprenderlo que la cámara nos haga
ponernos a su altura y mirar lo que les rodea desde su punto de vista.
Todo lo que hacen y dicen es un golpetazo moral a nuestra seguridad de
adultos. Ellos en ningún momento muestran incertidumbre por el futuro,
ni siquiera por el resultado de sus posibles operaciones. Viven y
disfrutan el presente y se sobreponen a sus momentos de flaqueza
pidiendo ayuda o abrazándose a sus padres. La actitud de aceptación y la
seguridad de que la felicidad no depende de su salud les facilita el
disfrutar del día a día. A fin de cuentas, saben, porque lo
experimentan, que lo más grande que tienen es la familia y la amistad.
Desde luego, Ganar al viento no es solo un gran documental sino una auténtica lección de madurez para todos los que nos consideramos adultos.
Firma: Esther Rodríguez
Ambre, Camille, Charles, Imad y Tugdual son cinco niños que viven en Francia y están gravemente enfermos. Este documental los acompaña en su día a día mostrando sus dificultades y su alegría de vivir.
