Frío en julio

Frío en julio relata una excéntrica aventura de un padre de familia. La década de los ochenta es un marco perfecto para que Jim Mickle (Stake Land) cuente una historia con claros matices de antaño: música, tensión y lentitud en los planos, ambientación y cortes de pelo dignos de un vídeo familiar en VHS.

La actuación de Michael C. Hall (Dexter) es sorprendente, sus cambios de estado de ánimo reafirman a un personaje difícil de llevar en la gran pantalla. Y sus compañeros de reparto no se quedan cortos, cada uno asimila muy bien su rol en el film para lograr un entramado verosímil.

La película tiene escenas un tanto duras y llenas de violencia. La sangre es un elemento vital que hará que el protagonista vaya despertando del ambiente mundano en el que vivía y al cual quiere volver. A Frío en julio se le nota el sello ochenteno no solo por la ambientación, sino también por la manera de tratar los planos y diferentes la velocidad del film que, en ocasiones, se hace un poco lenta. Pero el resultado es más que aceptable. También utiliza mucho el recurso del movimiento de la cámara para plasmar los momentos de más nerviosismo del protagonista, así logra que nos sintamos unidos a él y nos involucremos en sus pensamientos y sus acciones.

Firma: Josep Alegret