Nuevo y esperado largometraje de los hermanos Coen (Muerte entre las flores, Barton Fink, El gran salto), que obtuvo el premio a la Mejor dirección en el Festival de Cannes de 1996. Se trata de otro thriller de estos especialistas, más próximo al policíaco tradicional que al género negro. Basado en una crónica de sucesos, tales hechos acaecieron en una localidad de su Estado natal, y sirvieron a Ethan (productor) y Joel Coen (director) para co-escribir el guión original de esta contundente película. Una obra estéticamente sólida, pero un tanto menor dentro de su apreciada filmografía.
Rodada en escenarios naturales, ha contado con un buen plantel de intérpretes: desde el veterano cantante y actor teatral Harve Presnell, como el suegro del protagonista, hasta sus familiares Steve Buscemi y Peter Stomare, como villanos, que dan credibilidad a unos tipos cuyos nombres fueron cambiados, y que tiene su punto álgido en la creación de la verdadera esposa de Joel, Frances McDormand, como detective en estado de buena esperanza (siete meses, en el filme). Es obvio que la ironía, por ejemplo, la de la antihéroe femenina señalada anteriormente está presente en la narración, la cual rompe en cierto modo las convenciones del género, como ya va siendo habitual en este binomio creador.
Sin embargo, su duro relato no acaba de convencer al espectador, quien sigue fríamente una historia que le produce más curiosidad, como cuando leemos las páginas de sucesos, que interés humano y artístico. En cambio, su retrato de la América profunda, concretamente, del microcosmos provinciano que describe, con personajes mediocres y vulgares, resulta bastante agudo en cuanto a estudio de mentalidades.
No obstante, no se aprecia una crítica social clara, como no sea su visión de la mezquindad humana, pues los Coen sólo ofrecen una crónica negra del aburrimiento cotidiano, no exenta de concesiones obscenas y violentas. Los autores intentan autojustificarse así: “Es un relato ambientado en una parte del país con la que estamos muy familiarizados” comentaría Ethan Coen, refiriéndose a su ciudad natal, Minneapolis. Los paisajes, los personajes y en general la sensibilidad del Medio Oeste son facetas de la película para las que creemos tener una perspectiva única”. Mientras Joel añadió: “Todo lo que habíamos hecho antes era ficción pura, historias inventadas, argumentos y personajes que eran conscientemente artificiales. Fargo, por el contrario, ha sido un esfuerzo consciente de exploración del espectro de una serie de acontecimientos no ficticios, cuyos personajes han existido realmente de algún modo, con un planteamiento y un estilo que reflejaba la realidad…
Nunca conocimos directamente a estas personas, Sin embargo, gracias a nuestra comprensión del modo de actuar que tienen las personas en el Medio Oeste, pudimos especular sobre las motivaciones, acciones y reacciones de personajes que nos intrigaban y con los que, en cierto modo, nos veíamos reflejados”. Lo que ya no sé es lo que pensarán sus conciudadanos acerca de este discurso y amarga visión sociopsicológica.
Firma: Redacció
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Un hombre apocado y tímido, casado con la hija de un millonario que le mantiene totalmente alejado de su fortuna, decide contratar a dos delincuentes para que secuestren a su esposa y con el rescate montar su propio negocio. Pero en el transcurso del rapto, tres inocentes resultan brutalmente asesinados, siendo el comienzo de una serie de muertes sin sentido que tendrá que resolver la policía.