Gran parte del equipo con el que Joe Wright contó para Orgullo y prejuicio participa en esta adaptación de la novela de Ian McEwan. Sin embargo, quien se ha encargado de adaptar el libro ha sido Christopher Hampton (El americano impasible, Carrington, Imagine Argentina). Una tarea complicada; más en una novela que reflexiona sobre el propio papel de la literatura, del oficio de escritor, del punto de vista y de otros aspectos metalingüísticos que también se reflejan en la película.
El tema de la necesidad de “reparar” ante un mal cometido queda claro a lo largo del guión, junto a la reflexión sobre el poder autoexpiatorio del arte de escribir –esa autoconciencia del oficio tan propia del siglo XX-. Dicho poder se reivindica tímidamente, incluso aunque su resultado se divorcie de la realidad. Esto, que parece algo confuso, se entiende a través de la estructura del film, por sus saltos en el tiempo para conformar un punto de vista distinto, e incluso sus pequeños engaños al lector-espectador, condensados en uno de los momentos finales de la película donde el metalenguaje y la mezcla de formatos no puede ser más ecléctica: la autora de una novela, Briony ya de mayor, es entrevistada en un programa televisivo mientras confiesa qué hay de verdad histórica en su relato y qué hay de compensación al lector y a su necesidad de saber que ha pagado por lo que hizo. Todo ello en el marco de una película, la que está viendo el espectador, que es la adaptación de una novela reciente. Interesante, pero sin duda insuficiente.
En lo que respecta al guión, el segundo y más largo tramo de la película transcurre disociado en dos tramas que corren paralelas y casi sin ningún punto de unión. Esto acentúa su marcado carácter literario, al mismo tiempo que pone de manifiesto la escasa entidad narrativa de la historia de amor –en la exteriorización de la cual se da prioridad a la pasión por encima de otros signos más sutiles y menos tópicos-. Algo parecido sucede a las secuencias de Robbie en la II Guerra Mundial, pretendidamente trágicas –por la planificación, la sonorización y la música- pero también narrativamente frías.
La otra trama, la que sin duda debería ser la central, es la necesidad de Briony de expiar, tras arrepentirse de lo que hizo. Esa premura por pagar – excelentemente “escuchada” en el golpeteo de unas imaginarias teclas de máquina de escribir- se vierte en una tarea humanitaria que ofrece el mejor fondo de la película. Un fondo incompleto, ya que Briony, como todo ser humano, precisa de que su deseo de pedir perdón y ser perdonada sea verbalizado y escuchado. Su sufrimiento queda casi anegado en un sinsentido, intensificado sin duda por la ausencia de transcendencia.
Firma: Lourdes Domingo
Extras DVD:
Director: Joe Wright
Guionistas: Christopher Hampton
Intérpretes: Brenda Blethyn, James McAvoy, Keira Knightley, Romola Garai, Saoirse Ronan, Vanessa Redgrave
Género: Drama
País: Francia
Fecha estreno: 11/01/2008
Lenguaje: Coloquial
La prodigiosa imaginación literaria y las primeras pasiones adolescentes de Briony Tallis, la pequeña de una familia burguesa británica, juegan un papel trágico y crucial en la vida de su hermana Cecilia y de Robbie, uno de los empleados de la casa rural en la que viven.
Título original: Atonement
País: Francia
Duración: 130'
Fecha producción: 2007
Distribuidora: -
Color: Color