Evelyn

Isabel de Ocampo, premiada con un Goya al mejor cortometraje en 2009 (Miente), debuta, junto a Juanma Romero, en el sector del largometraje. Su estreno se centra en una historia de denuncia social sobre las mafias que engañan a jóvenes, con deseos de emigrar a España, para convertirlas en auténticas esclavas del proxeneta de turno.

Lo cierto es que las artimañas que utilizan esas organizaciones, así como las aspiraciones y, posteriores, frustraciones de esas mujeres quedan bastante reveladas. En esto, la directora salamantina es bastante expositiva, lo que provoca algunos encorsetamientos de guión que también colean en las interpretaciones de los actores, sobre todo los españoles.

Estos últimos aspectos de tipo dramático mejoran en las partes donde se narra la oposición de Evelyn a ejercer la prostitución. Ahí la trama recupera fuelle, pues el conflicto se hacer más intenso y se complican las acciones. Después, de Ocampo abraza un fatalismo, que no contradice la realidad, pero sí la verosimilitud y las expectativas creadas en el guión. Los giros artificiosos y algún montaje poco natural en las secuencias de tipo casi monologuista desdibujan aún más la densidad de una película que, además, de denunciar podría haber sido una apuesta sólida cinematográficamente.

Firma: Lourdes Domingo