En el ojo de la tormenta

Refresco de verano que actualiza el cine de catástrofes naturales añadiéndole el falso montaje a través de las cámaras de los diversos protagonistas (algo que no aporta nada ni favorece el resultado) y restándole garantías al guión y sobre todo a la definición de personajes (tipificados casi al extremo y vaciados de naturalidad a pesar de los esfuerzos por subrayar sus dramas personajes).

Lo único que vale la pena, y que llega a partir del minuto 40 de los 89 totales, es la manera de filmar las tormentas huracanadas y los tornados. Los efectos especiales logran hacer muy real las piruetas y acrobacias de objetos de múltiples tamaños que se ven arrastrados por el remolino.

Firma: Lourdes Domingo