El último lobo

En esta nueva obra de Jean-Jacques Annaud los lobos desempeñan un papel fundamental. De hecho, han sido adiestrados desde que nacieron de cara al rodaje de esta película. Estos animales gozan de impresionantes primeros planos, algunos ralentizados con tal de enfatizar sus movimientos faciales, como el mostrar los colmillos o las babas que caen cuando abren la boca. Por si los planos no bastaran por sí solos, la música del brillante James Horner termina de barnizar de grandilocuencia todas las escenas, con auténticas sinfonías de viento y cuerdas.

En este sentido, la película abarca un amplísimo abanico de acciones. Veremos escenas de calma, casi de meditación, con acertadas frases típicas del pensamiento oriental y de esa religiosidad con la que siempre han impregnado a la naturaleza, y rápidamente pasaremos a escenas de acción, con persecuciones frenéticas brillantemente rodadas.

Con una narrativa pausada a ratos, al estilo de documental de naturaleza, la película destaca en su factura visual (con un 3D -¡por fin!- que no resulta engorroso sino que te mete de cabeza dentro de la pantalla) y gustará a los amantes de los animales, del cine oriental y del cine dramático de acción.

Firma: Josepmaria Anglès