Son dos las circunstancias que hacen que este estreno sea más relevante de lo que el film en realidad se merece. La primera es que El último desafío representa la vuelta de Arnold Schwarzenegger a la gran pantalla tras su etapa en la política, diez años después de protagonizar Terminator 3: La rebelión de las máquinas (2003). Y la segunda, quizá sólo apreciable en nuestro país, es la participación en un papel destacado, el despiadado Cortez, del español Eduardo Noriega.
Con estas premisas, no hay nada más que resaltar de esta cinta que ofrece lo acostumbrado en las películas protagonizadas por el exgobernador de California: acción, peleas y persecuciones trepidantes.
El último desafío supone, además, el debut en inglés del director coreano Kim Jee-woon que, habituado al cine negro, maneja con soltura las escenas de acción aunque carga, quizá, con demasiada sangre los episodios más violentos. Jee-woon también resuelve con acierto las persecuciones y sorprende con alguna escena más imaginativa como la huida del preso o el enfrentamiento del Corvette con los coches patrulla del FBI.
La simplicidad de un argumento que, desde 1952 con su máximo exponente bajo el título Sólo ante el peligro, el espectador lleva viendo en multitud de películas, no es un inconveniente para esta oferta de entretenimiento. En este sentido, la película aprovecha esta falta de originalidad para abarrotar la cinta de tópicos y estándares. Lejos de ser una crítica, más bien resulta un acierto introducir en clave de humor lo que podría resultar patético en tono dramático. De esta forma, el patriótico superhombre, defensor de la ley, que se enfrenta solo al malvado fugitivo por la ineptitud del cuerpo de policía más poderoso del país, convence a un público que, por otro lado, debe ir dispuesto a creer lo increíble.
Firma: Mar Pons
Extras DVD:
- Audio: español, inglés, catalán
- Subtítulos: español, catalán
- Entrevistas a los actores principales y al director
- Tráiler
Con la intención de alejarse todo lo posible de su trabajo en la división de narcóticos del Departamento de Policía de Los Ángeles, Ray Owens se traslada a Sommerton Junction. En esta alejada y tranquila localidad, en la que ejerce de sheriff, se encuentra uno de los puntos más desprotegidos de la frontera con Méjico. Es allí donde se dirige Gabriel Cortez, un destacado y sanguinario capo del narcotráfico que acaba de fugarse.
Tras hacerse con un formidable bólido, un Corvette ZR1 modificado, Cortez emprende una feroz carrera hacia la libertad, llevando consigo a un rehén del FBI. Las escasa fuerzas del orden de Sommerton serán las encargadas de hacer frente al fugitivo y a su ejército de crueles forajidos, que no tardan en trastornar la calma de este pueblo al que no llegan las fuerzas policíacas estatales.
