El porvenir

Mia Hansen-Love, directora de esta película y, al mismo tiempo, responsable del guión, pese a su juventud, ya tiene un prometedor nombre en la historia del cine del país vecino. Un amour de jeneusse en 2011 y Eden: Lost in music en 2014 forman parte de su reciente filmografía.

Con El porvenir, entra de lleno en un terreno en el que algunas mujeres de nuestra época que pueden verse en buena parte representadas cuando, en un momento determinado, su entorno familiar da un giro de noventa grados que les obliga a plantearse un nuevo futuro para reconducir su vida, sus ilusiones y su diario contacto con sus seres más queridos.

Isabelle Huppert, la extraordinaria actriz francesa, con un importante currículum de más de 25 títulos a sus espaldas (La pianista, Más fuerte que las bombas, Gabrielle, Madame Bovary, por citar algunas de ellas), imprime todo su carácter a Nathalie, la protagonista de esta nueva cinta. Y nunca mejor dicho ya que su presencia en los cien minutos de esta nueva película es absoluta.

No obstante, pese a la impecable sintonía con su papel, hecho que es de justicia resaltar, no podemos decir lo mismo en cuanto al desarrollo de un guión marcadamente dubitativo a partir del momento en que la vida de Nathalie, ante el abandono marital, se ve obligada a seguir otros derroteros, en ocasiones contrapuestos con su forma de ser y donde la esencia de sus creencias profesionales y humanísticas se diluyen ante unos hechos reales que jamás imaginó.

Es precisamente en esta segunda parte del film cuando el guión, al servicio de un fuerte retrato femenino, presenta notables altibajos por falta de expresividad y confusa definición del carácter de aquella Nathalie tan segura de sí misma antes de ver un horizonte tan distinto a su tradicional ideología personal y profesional.

Y es que el porvenir…siempre está a la vuelta de la esquina. Y en ocasiones, antes y muy distinto de lo que el ser humano pueda llegar a imaginar.

Firma: Joaquín Guitart