El poder del Tai Chi

Keanu Reeves (“el Elegido” de la trilogía Matrix) debuta ofreciendo como director lo que le hizo legendario como actor: las artes marciales. En lugar del Jiu-jitsu, esta vez toca poner ante los ojos del mundo el Tai Chi y su potencial vertiente despiadada y violenta. El principal sustento de este filme es el visual: las crudas escenas de lucha, diseñadas por el coreógrafo de Matrix (Yuen Woo-Ping) y llevadas al ring por el doble de Neo en la trilogía (Tiger Hu Chen). De hecho, una de las primeras escenas de lucha es prácticamente igual que el primer entrenamiento Neo-Morfeo en la famosa saga de los hermanos Wachowski.

En cuanto al guión, lo único interesante es la premisa sobre un hombre con extraordinarias dotes como luchador deberá tomar una decisión: ser fiel a sus principios o soltar a la bestia que lleva dentro a cambio de un dinero que, en ese momento, necesita. El dilema moral principios/instintos, como pudiera pasar con Spiderman, es la idea controladora de un personaje que terminará corrompiéndose para demostrarnos, una vez más, que el poder destruye al “yo” por muy nobles que sean las intenciones con las que se accede a él. Por lo demás, hay más gritos desgarradores y gemidos de dolor que líneas de diálogo.

Como telón de fondo tenemos una completa crítica a la sociedad actual que, como en El Show de Truman o Gran Hermano, denuncia la siempre insaciable morbosidad que ha encontrado en internet un vertedero que remover día y noche.

Firma: Josepmaria Anglès