El pacto

Desde sus inicios, el cineasta australiano Roger Donaldson ha mantenido su carrera en la tibieza de la simple línea de corrección, sin destacar mucho más que por algún que otro bombazo comercial (Cocktail) o por un par de cintas reivindicables (básicamente su debut en Hollywood con Motín a bordo y la interesante cronología de la crisis nuclear de Cuba que expuso en Trece días). Su regreso a las salas de cine es también su retorno al thriller, género que ha cultivado de forma muy convencional con obras como el remake de La huida, No hay salida, La prueba o su último trabajo, The bank job. Para llevar a cabo este proyecto ha contado con un Nicolas Cage empeñado en engrosar su filmografía a fuerza de títulos menores; y es que El pacto, que llega con cierto retraso a España, es tan sólo una de las cinco películas que protagonizó el actor en 2011.

La película se mueve sin grandes ideas entre carencias evidentes y terrenos sondeados una y mil veces, partiendo de una premisa que promete reflexionar sobre cuestiones como la justicia o la toma precipitada de decisiones. Donaldson no tarda, sin embargo, más de un cuarto de hora en abandonar esta pretensión, y convierte sus ideas iniciales en una simple excusa para dejar el film en manos de cuatro repetitivas persecuciones rodadas de forma muy básica y de un gran número de tópicos. La única lectura posible de la película queda, por tanto, absolutamente supeditada a la acción y, en este sentido, a El pacto le cuesta mantener la agilidad necesaria para complacer de manera destacable los gustos de un tipo de espectador que, probablemente, busque en ella más dinamismo que novedad.

Puede servir para protegerse del calor en una sala de cine y dejar pasar, sin más, el tiempo, aunque la cartelera veraniega ofrece diversas propuestas capaces de cumplir esa función de forma más satisfactoria.

Firma: Juan Xipell