El hombre más enfadado de Brooklyn

Con cierta melancolía por ver a Robin Williams en cartel meses después de su muerte, esta comedia tiene algunos golpes de buen humor (más de risa tonta por ciertas exageraciones que de carcajadas por humor inteligente) y una rescatable moraleja de fondo; la sobreexplotada «vive este día como si fuera el último».

Más allá de esto, poco hay que se pueda salvar. Los personajes son puros estereotipos, las situaciones «serias» son forzadas, y, sobre todo, la historia es inverosímil y demasiado previsible. Tal vez se podría haber arreglado con una mejor siembra de la información, pero aun así hubiera sido todo un reto.

Se diría que es cine familiar de no ser por la acidez de algunos diálogos y alguna escena de cariz sexual totalmente fuera de lugar. De este modo, este film es para entretener a un público sin alternativa o para satisfacer la curiosidad de los seguidores de Robin Williams quien, irónicamente, se pasa todo el metraje hablando de la vida y la muerte. En paz descanse.

Firma: Josepmaria Anglès