Como era de esperar, pues se rodó simultáneamente a la primera y tercera parte, esta segunda entrega ofrece un estilo en continuidad con El Hobbit: un viaje inesperado.
Aunque se estructura con un breve prólogo (un flashback novedoso en contenidos), el resto del film da continuidad al relato de Tolkien, al que Jackson ha añadido algunos apéndices de El señor de los anillos (libro) para alargar lo que podría haber sido una o, como mucho, dos películas; y también algo de su propia cosecha como el personaje de la elfa Tauriel (en una tímida incoación romántica nada encajada en el estilo tolkiano).
Además de estos aspectos más polémicos que entretendrán a los puristas, quedan 160 minutos de filmación a 48 fotogramas por segundo, que junto al efecto 3D, producen una sensación de espectáculo de feria que a veces traiciona el interés innato de la trama de la Tierra Media y consigue marear a las neuronas más sensibles.
Sí que es cierto que Jackson logra mantener un pulso más equilibrado entre acción, emoción y valores; algo que en la primera parte se descolgó parcialmente a favor de la acción por la acción, en una emulación de la experiencia de los videojuegos. En este sentido, El Hobbit: la desolación de Smaug juega con mayor frecuencia con tramas paralelas que dotan al guión de un ritmo más dramático y menos artificioso.
A la espera de la conclusión, El Hobbit: partida y regreso, prevista para diciembre de 2014, queda tiempo para profundizar en toda la inteligencia del universo de J.R.R. Tolkien, en el que se alaba la valentía de actuar y tomar decisiones a pesar del miedo, la sinceridad y una despojada afectación en el trato con los demás.
Firma: Lourdes Domingo
Segunda entrega de la saga, que sigue la aventura del personaje principal, Bilbo Bolsón, y su viaje con el mago Gandalf y los trece enanos liderados por Thorin Escudo de Roble para reclamar la Montaña Solitaria y el reino enano perdido de Erebor. Después de haber sobrevivido a su viaje inesperado, la Compañía continúa hacia el este, encontrando en su camino al cambiapieles Beorn y a una multitud de arañas gigantes en el peligroso Bosque Negro. Después de escapar de las manos de los Elfos del bosque, los enanos emprenden su viaje hacia la Ciudad del Lago, y finalmente a la Montaña Solitaria, donde deberán enfrentarse al mayor de los peligros –una criatura más terrorífica que ninguna otra, que pondrá a prueba no solo su valor, sino los límites de la amistad y la sabiduría del viaje en sí–, el dragón Smaug.