El arpa de hierba

El hijo del veterano actor Walter Matthau, Charles, reconocido director de cine y TV, debuta con este filme como realizador de largometrajes comerciales, tras formarse en los platós junto a su padre y cursar estudios en la prestigiosa School of Cinema-Televisión de la USC.
 
The grass harp es la adaptación de la novela autobiográfica de Truman Capote (publicada en 1950), que recoge los años adolescentes del abandonado escritor, quien convivió en Monroeville (Alabama) con tres quisquillosas hermanas evocadas entonces por medio de las dos análogas Talbo. Delicada obra literaria saludada por The New York Herald Tribune como el exponente de la “progresiva maduración de uno de los mejores escritores norteamericanos”; pues, al poco tiempo, ya era un best-seller.
 
Sin embargo, ha tenido que pasar casi medio siglo al contrario de otras novelas de Capote (Desayuno con diamantes, A sangre fría), para que esta obra viera la luz en la pantalla. La dificultad de su adaptación es obvia: en esta “novela de no ficción” -como la denominó su autor- todo es dulzura y lirismo, introspección y detalle, nostalgia y sencillez, magia y encanto. El mismo título ilustra tal singularidad: “Escucha el sonido del viento al cortarse en la hierba. Es un arpa de voces que cuentan historias. Ábrele tu corazón, pues algún día silbará la historia de tu vida”, dice Dolly Talbo a su sobrino Collin.
 
A tal fin, Charles Matthau ha gozado de un excelente reparto: la vieja star hollywoodiense Piper Laurie, que incorpora a la sensible Dolly quien tiene como “partenaire” al gran Walter Matthau; junto a la matriarcal Sissy Spacek, que encarna a la dura Venera, la cual a su vez se “enfrenta” con otro de los grandes de la Meca del Cine, Jack Lemmon, en un papel menor, seguidos del hoy crecido niño de Terminator II, el prometedor Edward Furlong, como alter ego de Truman Capote, por no citar más. Con este plantel de intérpretes, más el eficiente equipo de técnicos John A. Alonzo es el brillante director de fotografía, que capta una escenarios naturales sublimes, no le podría fallar a Charles Matthau la adaptación.
 
No obstante, pese a las cualidades artísticas que muestra, su Arpa de hierba es demasiado deudora de la pieza original, cuyo estilo literario lastra el relato (voz en off incluida). Pienso que le ha faltado a Matthau Jr. reescribir con más acierto el guión para la pantalla confiado a Stirling Silliphant y Kirk Ellis y, por tanto, un ápice de mejor creatividad fílmica. Indudablemente, la evocación de la América profunda de hace más de 50 años es notable, en cuanto a ambientación y recreación de tipos. Pero el estudio de mentalidades que ofrece carece en momentos de garra dramática, quedándose más en la obsesión por los detalles y en el esteticismo poético que en el contexto social o en la crítica del pasado reconstituido.
 
Asimismo, Matthau incide en la ironía y el sentido del humor de la novela, pero extrema su atención en el naturalismo ecologista muy en la línea de los tiempos que corren, dejando la narración cerrada a cualquier trascendencia que no sea la meramente humana. En este sentido, el juez que interpreta Matthau Sr. comentará a las protagonistas: “Os equivocáis al empezar por el final. Primero hay que aprender a amar una hoja, luego la hierba y, más adelante, a la persona adecuada”. Aun así, los ricos personajes de Truman Capote merecían un mejor tratamiento cinematográfico, y que sus sentimientos contenidos no estuvieran tan próximos al melodrama. Charles Matthau, con todo, posee la buena madera profesional de su inolvidable padre, y estamos seguros que se puede esperar de él obras mayores.

Firma: Redacció

Extras DVD:

• Audio: inglés, castellano
• Subtítulos: inglés, castellano