El árbol, el alcalde y la mediateca

Pequeña obra maestra de Eric Rohmer, quien abre un paréntesis en sus actuales Cuentros de las cuatro estaciones al ofrecer esta inteligente reflexión sobre el papel del azar en la Historia y acerca del eterno conflicto campo-ciudad. El cineasta galo, en contra de su práctica habitual, parece interesarse por la política -desde el ecologismo a la manipulación periodística- en su nueva parábola, ahora en torno a los mecanismos de poder en la Francia actual. La película se rodó tras las elecciones municipales y cinco semanas antes de las legislativas de su país.

El estilo documental, la simplicidad técnica -apenas se aprecian movimientos de cámara – y el tono discursivo dominan un relato que, con todo, se hace verdaderamente apasionante por natural y bien narrado en sencillas pero atrayentes imágenes. Los actores pertenecen tambien a la “familia rohmeriana”. La sana ironía y el sentido del humor, dentro del aire intelectual propio de este autor, están presentes a lo largo de la historia. Sin concesiones de ningún tipo, el ya veterano maestro francés concibe su film en siete episodios presididos por una oración condicional, a modo de juego de azares, aunque evitando caer en el determinismo.

Sus personajes femeninos -la bella escritora y la mordaz periodista (espléndida Clémentine Amouroux)- parecen escapados de una fábula de La Fontaine, siguiendo la tradición de los moralistas franceses de los siglos XVII y XVIII, que Rohmer tanto admira. Pero al final, unos y otros -protagonistas y espectadores- podrán participar en la original fábula, a través de esa simpática secuencia musical -cantada a la manera de Beaumarchais o Molière- y sacar su conclusión. Sin embargo, Eric Rohmer no defiende ninguna tesis, pero si se decanta acaso por la República de Platón, cuya organización social descansaba precisamente sobre las relaciones entre la ciudad y el campo.

Es obvio, pues, el alto nivel de la película, que gustará al público minoritario y seguidor de este cineasta, así como a los estudiantes de Francés (quienes podrán deleitarse con las diferentes dicciones del ayer “idioma de la cultura”). L´arbre, le maire et la médiathèque es, por tanto, un film artísticamente un tanto menor, pero que vale la pena visionar.

Firma: Redacció