Dylan dog: los muertos de la noche

Los guionistas de las mediocres Sahara y Conan del bárbaro se inspiran en el famoso cómic de Tiziano Sclavi, un autor que viene publicando historias de Dylan Dog desde 1986; eso sí, ambientadas en Londres. Por su parte, Munroe parece que sigue una estela de serie B algo rancia, y quizá heredera de la película de animación sobre las tortugas Ninja que dirigió en 2007, o de algunos videojuegos que también ha pilotado.

La voz en off emula a la de los detectives privados de adaptaciones de novelas a lo hardboiled, pero en un conjunto donde no se presenta ninguna aportación innovadora o que marque un estilo más personal. Los comentarios de Brandon Routh, como Dylan, son redundantes, pues explicitan pensamientos, juicios y deducciones.

Eso sí, Munroe, Donnelly y Oppenheimer siembran el guión con bromas que buscan rescatar del tedio al espectador. Un espectador que está anegado en un mar de penosos disfraces y secuencias que nunca aterran. Pero también fallan en eso: ni el típico secundario, amigo gracioso del protagonista, consigue mover ligeramente los labios del público hacia la sonrisa, como tampoco lo hacen las bromas malas en momentos de tensión.

Un Dylan para el olvido. Ni la temporada estival puede perdonar tan triste intento.

Firma: Lourdes Domingo