Alberto Rodríguez presenta un film que transita por distintos géneros. La naturalidad y el carácter inmersivo de sus escenas dejan un visionado más que correcto, pese algunas incoherencias de guion.
Esta película logra una fusión muy interesante entre suspense, drama familiar y cine social. Acompañando la durísima vida de los buzos que trabajan en las costas de Huelva reparando petroleros bajo el agua, somos testigos de sus peligros, sus sueños y sus dificultades para seguir adelante a pesar de la enfermedad o la precariedad económica.
Alberto Rodríguez, que nos regaló hace once años el soberbio film La isla mínima, acomete ahora un arriesgado proyecto debido a la complicación técnica de rodar muchas de sus escenas bajo el agua. El reto lo supera con creces y consigue que el espectador aguante la respiración mientras los protagonistas se deslizan en las profundidades de un oscuro pantano o luchan contra las violentas corrientes que rodean el casco de un barco.
La naturalidad con la que rueda las escenas en tierra firme acerca al público a cada uno de los personajes gracias, sobre todo, a un argumento coherente, diálogos acertados y unas interpretaciones más que correctas. Antonio de la Torre, Joaquín Núñez y el resto de trabajadores se esfuerzan por transmitir la fuerza de su trabajo y las convicciones que les llevan a ganarse el pan con un riesgo constante. La interpretación de Bárbara Lennie, sin menospreciar el empeño y la calidad de su actuación, se ve afectada por las carencias de un guion que, en el relato del drama humano, se queda corto o indefinido. Quizá no fue el casting más adecuado, ya que, aparentemente, los dos hermanos parecen llevarse muchos años mientras que la historia incide en que son ambos de la misma edad. En esta línea, cuesta encajar algunas otras piezas en el desarrollo de las tramas emocionales como los estudios de Estrella o el fallido matrimonio de Antonio, ya que tampoco parecen tener un orden cronológicamente lógico. De la misma manera, desdice un poco el final. Sin intención de revelar nada, se me hace demasiado positivo como para ser consecuente con el peligro que anteriormente se ha corrido.
Dicho esto, el conjunto de esta película es muy superior a la media y es una opción muy recomendable para visitar una vez más una sala de cine.
Firma: Esther Rodríguez
Antonio y Estrella son dos hermanos que llevan buceando desde niños, ya que su padre –buzo también– les enseñó todo sobre ello. Ahora, ya adultos, trabajan para una petroquímica haciendo reparaciones submarinas, pero las dificultades económicas les animarán a hacerse con un alijo de droga.