Wonder Woman 1984

Wonder Woman era conocida por los fans de D.C Comics como una simple integrante de la Liga de la Justicia. Por eso, la primera adaptación cinematográfica, Wonder Woman (2017), sorprendió gratamente a los fans y a la audiencia.

A diferencia de ese debut, que se desarrolla durante la Primera Guerra Mundial, este film sitúa a la protagonista (Gal Gadot) a mediados de los años ochenta, donde tendrá que enfrentarse al avaricioso Maxwell Lord (Pedro Pascal) y a su nueva enemiga Cheetah (Kristen Wiig).

Con interpretaciones solventes y un diálogo ligero y dinámico, los 150 minutos que dura la cinta no resultan para nada pesados ni aburridos. Además, las constantes escenas marcadas por la acción y los movimientos de la superheroína acentúan esta ligereza y evitan perderse entre tantos golpes y gritos, igual que lo hacen los incesantes cambios de escenario.

Por otro lado, la directora consigue trasladar a esta trama la atmósfera épica del resto de largometrajes basados en personajes de D.C y Marvel, gracias a unos efectos especiales y de sonido sorprendentes y a una cámara ágil y rápida que, sin embargo, en algunos momentos pueden llegar a marear al espectador.

Gal Gadot ofrece un rol ajustado al de los creadores y al mismo nivel del de la anterior cinta, plasmando la inocencia y la buena intención de Diana en su manera de actuar y de expresarse, evitando en todo momento la violencia – en la medida de lo posible, pues no olvidemos que intenta salvar el mundo – y defendiendo el amor y la sinceridad por encima de todo. Aun así, la interpretación más remarcable es la de Pascal, que cristaliza la furia y la ambición de un modo que se hace incómodo y, a la vez, consigue contrastarlo con su sensibilidad y humanidad. Por lo contrario, Krisetn Wiig parece menos apta para su papel y más complaciente para la audiencia en los roles cómicos de otras de sus películas.

La producción, aunque sufra algunos fallos en el guion y en la elección del elenco, es sorprendentemente entretenida, cosa que hay que valorar positivamente teniendo en cuenta su duración. Asimismo, transmite un mensaje bonito y reflexivo sobre la avaricia y la codicia que retratan al ser humano y la necesidad de dejar el egoísmo de lado para poder funcionar como comunidad.

Firma: Clara Teixidor