Whitney

Kevin Macdonald estrena su segundo documental sobre un rey de la música, después Marley, aunque fue El último rey de Escocia el film que le dio la fama y le hizo alcanzar los Óscar.

Estupefactos nos quedamos ante este documental. Macdonald imprime la fuerza que requiere retratar a una cantante del calibre de Whitney Houston sin caer en sensacionalismos. Con esa potencia, se despeja la posible desconfianza del espectador que llegara al cine incrédulo, con miedo a otro documental que idolatre a alguien que no lo merece.

Quién no ha bailado al son de “I will always love you” de El guardaespaldas donde Whitney interpretaba el primer beso interracial de Hollywood entre un blanco (Kevin Costner) y una afroamericana. Son estos momentos los que marcan un punto en la historia del cine y la música y esta artista ha protagonizado muchos de ellos.

Sin ensalzarla ni malherirla, uno se acerca a la parte más humana y sencilla de la cantante. El guion desvela aquello que la hizo crecer, como la fe, o los «demonios» que la llevaron a su tumba. Pero siempre desde el respeto a su persona y familia.
La película avanza a buen ritmo mientras recorremos un suculento material de su infancia, fotografías privadas, vídeos, testimonios… Todo lo necesario para re-enamorarnos de la melodía y reflexionar.

Nos deja un sabor a perdón, a valorar los dones que uno tiene, a luchar por tus objetivos y a soñar alto. Sin embargo, sobre todo, nos deja valentía para querer bien a las estrellas y conciencia por el daño que un público exigente puede causar.

Firma: Carla Sciamma