Kristen Stewart protagoniza una apuesta de ciencia-ficción bajo el agua, donde están claras las buenas intenciones respecto a los cánones del género. Sin embargo, la trama se la juega en los golpes de efecto más que en su solidez.
Para los que hemos crecido, y seguimos viviendo, enganchados al cine de aventuras (y de cualquier otro género) es duro dar a Underwater la calificación que realmente se merece. De un producto bienintencionado y destinado al entretenimiento de un público amplio a estas alturas del siglo XXI se espera bastante más de lo que William Eubank y su equipo nos ofrecen.
Los créditos iniciales nos sitúan en el punto geográfico de la plataforma que será escenario de la acción, mientras unos mensajes supuestamente aterradores nos advierten de los peligros y amenazas que rodean ya a los protagonistas. Desde ese comienzo tan poco original, pegado al cine de conspiraciones o copiado directamente de la intro de Expediente X, nos damos cuenta de que vamos a ir por un camino ya muy trillado y que Underwater va a tener poco que ofrecer.
Aun así, la tecnología desplegada en estos últimos años nos permite soñar con unas imágenes espectaculares de los fondos marinos. Sin embargo, se trata de unas imágenes que tampoco llegan en ningún momento, ya que toda la historia se desarrolla en planos cerrados de espacios que podrían ser del sótano de cualquier estudiante acomodado de Comunicación Audiovisual.
Es cierto que el ambiente claustrofóbico puede ser una inteligente elección, sobre todo si sumamos una banda sonora intensa y plana que contribuye también a abrumar al espectador. No obstante, deja la sensación de que, para ello, no hacía falta irse tantos kilómetros hacia fondo del mar.
La película avanza a base de sustos y golpes de efectos (a pesar de que la mayoría de ellos se ven venir) y sobrevive gracias al interés que pueda tener el espectador en saber quién va a salvarse. Pero, la inverosimilitud de todo lo planteado elimina por completo la intriga sobre el cómo.
Intentando, como decía en un principio, salvar un film que tiene la siempre positiva intención de entretener, podemos destacar la adecuada, y no era fácil, interpretación de Kristen Stewart que sigue creciendo como actriz. Y también el velado mensaje, muchas veces olvidado, de que sigue vigente el “no hay mayor amor que dar la vida por los amigos”.
Y por lo dicho más arriba, es mejor premiar con la calificación de regular a esta mala copia de Alien, Abyss o Life.
Firma: Esther Rodríguez
Una plataforma petrolífera cercana a las Marianas, gestionada por una poderosa corporación, ha conseguido construir el pozo más profundo del mundo. Una noche, estalla una parte de la estructura y un grupo de trabajadores deberán salir de ella para intentar alcanzar las cápsulas que les llevarán a la superficie, antes de que todo se desmorone.