Una casa, la familia y un milagro

El propio título Una casa, la familia y un milagro ya nos da pistas sobre el tema de la película y también nos recuerda al Goodbye Lenin de 2003. Precisamente, se trata de un conflicto similar, que es donde se afianza este film complaciente (aunque menos aguado que el protagonizado por Daniel Brühl).

El actor italiano Augusto Fornari, a quien vimos recientemente en Bendita ignorancia, debuta por primera vez como director. Fornari trabaja el guión con otro Fornari, que también aparece entre el reparto en un papel que aporta comicidad y juego a la trama.

Y, pese a que los dos se llamen casi igual, no son familia. Sin embargo, ambos nos sorprenden trabajando con sencillez y soltura un tema familiar. Justo, uno de los logros del largometraje es la entrañable relación entre los hermanos. El tándem de guionistas consigue que entre ellos haya rivalidad pero mucho cariño, ganándose así el afecto del espectador.

A pesar de que tiene mucho que envidiar a las grandes comedias italianas y haya ciertos altibajos en el humor, estamos ante una obra próxima y para el público en general.

Firma: Carla Sciamma