Una canción irlandesa

Una canción irlandesa crea altas expectativas debido a su cartel: un reparto veterano trabajando en maravillosos rincones de Irlanda es algo prometedor. Por eso, quizá decepciona tanto el extravagante relato que se narra.

No se puede hacer ningún reproche al elenco ni a la parte técnica. Emily Blunt y Jamie Dornan aportan interés a sus insulsos personajes. Asimismo, la música y la fotografía permiten disfrutar de un contenido audiovisual muy atractivo. Los magníficos paisajes naturales, recorridos al son de unas notas elegantemente hiladas, recrean una ambientación de ensueño.

No obstante, toda esta magistral atmósfera queda empañada por una historia previsible y ligera. Los protagonistas no llegan desarrollarse del todo y su relación roza lo surrealista. Algunos diálogos son superficiales y hay situaciones un tanto excéntricas, especialmente el final.

En general, la trama es poco convincente pero, en su conjunto, la película permite pasar un rato agradable. Aunque el guion esté poco trabajado y la adaptación del teatro original no sea altamente satisfactoria, las vivencias de dos granjeros irlandeses regalan algunos momentos muy tiernos y siempre con una escenografía apabullante.

Firma: Patricia Amat