Tubular bells: 50 aniversario

La sorprendente persistencia en el tiempo de la obra de Mike Oldfield asombra en el mundo de la música. 50 años después de su publicación, logra seguir vendiendo álbumes de su espectacular composición. Lo que no es tan espléndido, es el largometraje en sí, puesto que rememora ineficazmente una gran trayectoria, con un homenaje que queda insustancial e inexpresivo.

Su inicio parece prometedor, los productores musicales y testimonios de la época, ponen en contexto el origen y el comienzo de la producción musical de Oldfield, mediante historias y anécdotas que entretienen. Pero el film hace aguas –literalmente– a media mitad, cuando únicamente muestran cómo llevaron a cabo una actualización de la obra, mediante una realización músico-teatral en un teatro de Reino Unido.

De esta forma, rentabilizan y presentan una actuación grabada a través de un conjunto de videos, extraídos en distintos cortes, durante la noche de su estreno. No parece haber más misterio que el de enseñar la creación junto a un espectáculo acrobático. Espectáculo que, en algunos momentos, consigue sobresalir y lucirse más que la propia música, pese los recelos y debates iniciales entre los respectivos directores.

Podría decirse que se esperaba algo más de un documental que creó altas expectativas sobre su gran propuesta fresca e innovadora, y ha terminado transmitiendo todo lo contrario.

Firma: Laia Varo