Comedia que sorprende, no solo por su procedencia y por la presencia del asunto árabe-israelí, sino también por sus personajes y por cómo realmente saber decir algo sobre ellos y sobre el secular conflicto.
Todo pasa en Tel Aviv es una agradable sorpresa. Una comedia simpática, bien realizada y que es capaz de moverse con una asombrosa equidistancia por un terreno tan delicado y peligroso como es el conflicto árabe-israelí.
El hecho de desarrollarse en torno al rodaje de una serie de televisión que, por mucho que pretenda ser un homenaje a los héroes que lucharon en una de tantas guerras de Oriente Próximo, no deja de parecerse sospechosamente a un culebrón del otro lado del Atlántico, permite a los realizadores ciertas licencias en cuanto a la seriedad de la situación pasada y actual.
Alrededor del atractivo personaje de Salam, demasiado apático para ser un auténtico caradura, se van congregando otros que se dejan enredar por él y por su intento de sobrevivir sin tener que esforzarse en exceso. Tala, la actriz francesa que todo lo compara con París; la guionista indignada; Nabil, otro hábil superviviente incapaz de dar una opinión que le pueda traer problemas; el tío de Salam, que parece dirigir la productora desde la cocina de su casa; o Mariam, un antiguo amor que se convertirá en la meta de Salam como culmen de su renacer a una nueva vida de trabajo.
Pero cuando la trama despega es cuando se enfrenta a su verdadero problema: Assi, el militar israelí que, para impresionar a su mujer, se inmiscuye en el guion de la serie. El espectador disfruta de las conversaciones de Assi y Salam ya que, entre diálogos baratos de espías y seducción, puede pasar de la risa a la tensión de esperar un encarcelamiento o un estallido violento.
La película discurre con la misma parsimonia con la que se mueve su protagonista y eso hace que hacia el final pueda resultar pesada. Sin embargo, la cercanía de los personajes y (sin necesidad de grandes reflexiones) la contemplación de que algo tan sencillo como una telenovela barata pueda unir a personas tan distintas provocan que el film se disfrute hasta el final y deje un agradable sabor de boca.
Firma: Esther Rodríguez
Salam es un apático y despreocupado treintañero palestino que, para ganar algo de dinero, accede a trabajar en la productora de su tío. Esta es la responsable de la exitosa serie Tel Aviv on fire, una telenovela ambientada en la guerra de los Seis Días.
Ante la presión de Assi, el militar israelí que controla la frontera, Salam se hace pasar por el guionista de la serie, y entre ambos darán a la telenovela un interesante giro.