Titina

La guionista y directora danesa Kajsa Næss debuta en el mundo del largometraje con una propuesta muy interesante: narrar, mediante un film de animación, el proceso de conquista del Polo Norte por su paisano Roald Amundsen.

La idea general y los elementos básicos para llevarla a cabo sorprenden, para bien, y agradan. Acerca a personajes que deberían ser más conocidos, presenta un exquisito dibujo clásico en 2D que mezcla con filmaciones originales del acontecimiento y lo adereza con una banda sonora sugerente y de registros variados.

El desarrollo de la película, sin embargo, es casi tan proceloso como el propio viaje del protagonista; un protagonista, por otro lado, difícil de identificar. Partimos y llegamos siempre a Umberto Nobile, el ingeniero italiano, mientras que la presencia de Amundsen –abrumadora, aunque más escasa– enriquece como contrapunto, pero desdibuja el conjunto como un usurpador. Este vaivén de focos juega con el espectador, cuya empatía se acerca y se aleja de Nobile provocando al final la pérdida de interés.

Si prescindimos de la parte más emocional y acudimos a los hechos reales, el guion de Næss y Schreiner, pletórico de imaginación, relata los hechos de una manera excesivamente libre. No pasaría nada por ello si no fuese por la poca misericordia con la que queda retratado el italiano y la caricatura, un tanto absurda, con la que muestra a Mussolini y su séquito. Al final, Titina, un improbable perro de 50 años, parece lo único coherente.

Firma: Esther Rodríguez