Tiempo

El sexto sentido, Glass y Múltiple son algunos de los títulos dirigidos por M. Night Shyamalan. Esta vez, el cineasta vuelve con otro thriller igual de sobrecogedor: Tiempo.

Inspirado en la novela gráfica Sandcastle de Pierre Oscar Levy y Frederik Peeters, el film narra la historia de un grupo de desconocidos que se encuentran en una playa perdida de la que es imposible escapar.

El tratamiento de la imagen es, sin duda, lo mejor de esta película. En primer lugar, por la localización escogida: un paraje natural que se nos muestra en toda su magnitud y con todo detalle. En segundo lugar, por la técnica. Las tomas largas y pausadas, los giros de cámara inesperados y el uso de recursos como los espejos y reflejos permiten a la audiencia conocer a la perfección los pocos metros que actúan de escenario y casi convencerse de que ha estado en la misma playa.

Otro elemento igual de interesante es el sonido. El director consigue que percibamos por el oído aquello que no vemos. Y, juntamente con los espacios de silencio, estos momentos se convierten en los que causan más espanto al público.

Todo esto –fotografía y sonido– se suma a un guion ordenado que se desarrolla poco a poco y se preocupa de que no pasen desapercibidas aquellas particularidades importantes. En cada momento, se da cuidadosamente la información necesaria para entender lo que ocurre, aspecto que no es imprescindible y podría haberse dejado en manos del espectador.

Finalmente, a parte de hacernos sufrir, Tiempo también abre un espacio a la reflexión –posterior al visionado, ya que hacerlo durante el mismo es imposible– sobre el paso del tiempo y el uso que le damos.

Firma: Júlia Nafría