Fernando Franco se adentra en un angustioso thriller psicológico que explora la culpa dentro del entorno familiar y sus límites insospechados. Un filme que inquieta y sacude hasta dejar un sabor muy amargo en el espectador.
                                    Fernando Franco se sumerge por primera vez en el largometraje con un thriller psicológico envolvente e íntimo. El cineasta, múltiples veces nominado en los Goya, adapta la turbadora obra homónima de Marcelo Luján, cargada de capas y ambigüedades difíciles de interpretar. Con una atmósfera oscura, Subsuelo relata la historia de dos mellizos cuyas vidas quedan marcadas para siempre antes de alcanzar la mayoría de edad, tras un terrible accidente de coche que los hiere tanto física como emocionalmente. Con un tono neo-noir, la película invita a reflexionar sobre los pliegues más ocultos del alma humana y los silencios familiares que nacen de un hecho tan irreversible como devastador.
Desde el primer minuto, el film genera angustia. Los planos cenitales, los movimientos de cámara, las composiciones inclinadas, así como los primeros planos que encuadran miradas llenas de zozobra y perversidad, revelan un trabajo artístico y fotográfico solvente. La tensión visual se mezcla con el uso de mensajes de WhatsApp en pantalla o vídeos verticales grabados por el móvil de Fabián, recursos que acentúan la inmediatez y crudeza de la trama. Las jóvenes promesas Julia Martínez y Diego Garisa ofrecen interpretaciones estremecedoras, dotadas de una expresividad inquietante. A ellos se suman Nacho Sánchez y Sonia Almarcha, sólidos en sus roles secundarios.
Con todo, la cinta aborda, desde lo psicológico, cómo la culpa puede atravesar los límites de lo moralmente cuestionable hasta transformarse en rabia y venganza, y alcanzar la perversidad. ¿Hasta qué punto nuestras decisiones erróneas pueden convertirse en nuestras peores pesadillas dentro del hogar? ¿Y hasta dónde es capaz de arrastrarnos lo que sufrimos? Subsuelo es compleja, triste y opaca: una obra donde la luz del alma apenas se insinúa, mientras sus sombras giran en espiral incesante. En este sentido, Franco dibuja una visión dura y pesimista de la condición humana, en una propuesta que no deja espacio para el consuelo ni la claridad, pero sí para la reflexión incómoda.
Firma: Rocío Montuenga
En una cálida noche de verano, cerca de su parcela, los mellizos Eva y Fabián se ven envueltos en un inesperado y fatal accidente de coche que marcará sus vidas para siempre. Aunque de puertas afuera todo parece continuar con normalidad, el secreto que comparten con su madre empieza a poner a prueba su aparente tranquilidad.