La reconstrucción de la serie que cambió la historia de la comedia televisiva es una ocasión para que Sorkin nos hable, de nuevo, con todo su estilo propio, del lado más complicado de tener éxito.
Aaron Sorkin revisita los lugares comunes de su barbecho creativo: el retrato de la cara menos amable del éxito, el tiempo narrativo como prisión y acicate del ritmo y de soluciones interesantes, y una agilidad y profusión verbal minada de malentendidos y microconflictos.
Como uno de los guionistas más estilizados y carismáticos que es, Sorkin apela siempre a su ingenio para poner al público frente a tesituras grandes y pequeñas, de manera simultánea. Heredero de la dramaturgia shakespeariana, las pasiones y los dilemas éticos son una fuente de alimentación de sus protagonistas.
Con Lucy Ball ilumina, de nuevo, una realidad habitual en su universo: cómo triunfar (en América) siempre tiene un lado amargo. De la misma forma que Zuckerberg, Jobs, Bloom y compañía, la inteligencia y el ingenio de Lucy es una fuente de dificultades y enfrentamientos.
Y también de nuevo, ahí, el guion trabaja las bazas del modelo dominado en su ya clásica y magistral serie El ala oeste de la Casa Blanca: las confusiones causadas por conversaciones cruzadas y que se superponen.
En la misma línea, la sensación de aceleración se acentúa gracias a un tiempo límite (el rodaje del capítulo en directo para televisión en el plazo de una semana), y a un tiempo atacado por varios problemas que inciden en hacer de Ser los Ricardo lo que siempre se dice de una película: debe expresar el día más complicado en la vida de sus personajes.
Con estas constantes, esta vez, el Aaron Sorkin escritor se luce sin ofrecer la mejor propuesta de su carrera. Hay algo de artificialidad, por lo forzado de algunas discusiones, que hace menos natural y sorprendente el desarrollo de la trama.
De hecho, la mezcla de perspectivas y distancias narrativas puede ocasionar cierta frialdad por parte del espectador, además de por un casting con desajustes y falta de sintonía. Y es que empezamos con entrevistas a cámara para pasar a una propuesta más clásica, aderezada con flashbacks habituales que estructuran, con un desorden ordenado, lo que el relato nos quiere contar.
Este entramado comienza con el dato estadístico (presente en las aperturas de este cineasta) de las cifras de audiencia que tenía la serie, y progresa sin mucho éxito para empatizar con Lucy o Desi. Y eso es un obstáculo grave porque se lanzan abundantes conflictos para mover a la compasión.
Con propósito, con elaboración, con momentos brillantes y a pesar de todos los esfuerzos, esta Ser los Ricardo no cuaja con el vigor de otros títulos de Sorkin.
Firma: Lourdes Domingo
Lucy Ball es una actriz carismática y con ideas propias. Está casada con Desi Arnaz, que se ha convertido en productor y actor de su actual serie I love Lucy. Unas acusaciones relacionadas con la Caza de Brujas y otra noticia en la prensa ponen patas arriba su vida familiar y profesional.