Saint Omer, el pueblo contra Laurence Coly

El caso de infanticidio de Laurence Coly arranca como una monstruosidad en Saint Omer. En ese tribunal, Alice Diop invita al público a ser un miembro más del jurado e intentar reconstruir los acontecimientos.

La complejidad radica en que la directora deja la sala llena de más preguntas que respuestas, con un film inconcluso en el que se mezclan los hechos (basados en un juicio real) con la subjetividad e incluso con la hechicería. En ese proceso, la audiencia va presenciando ciertos misterios de la maternidad a la vez que intenta reflexionar sobre el impacto de la soledad, el miedo a ser mala madre por haber crecido sin una figura ejemplar, las relaciones mixtas o la salud mental.

Lentamente y con silencios, el relato va avanzando –eficazmente gracias a sus intérpretes– y uno trata de hacerse una composición emocional de los personajes ­–algo difícil en el caso de Rama (una de las protagonistas) debido a la falta de información–. Además, con cada conversación que se sucede, resulta más complicado buscar culpables. Por todas estas cuestiones que quedan sin resolver, Saint Omer es una película que quedará en la mente del espectador más tiempo que sus dos horas de duración.

Firma: Patricia Amat