Rojo

Estrenada en el Festival de San Sebastián, Rojo se llevó tres de los grandes galardones del Festival Donostiarra –mejor director, actor (Grandinetti) y fotografía–, además del elogio de la crítica. En la cinta, Benjamín Naishtat se sirve de un suceso casual, una fatalidad, para realizar una crónica social de la Argentina de los 70; una época convulsa, donde lo civilizado se mezclaba con la barbarie más cotidiana.

Tras dejarle su sitio en un restaurantee a un desconocido que le insulta, Claudio, un abogado de provincias, le humilla enfrente de todos los comensales. A la salida, el hombre le agrede, le amenaza con una pistola y se acaba pegando un tiro en la cabeza. Claudio y su mujer lo entierran en el desierto sin saber qué hacer. A partir de ese momento, vivirán con miedo todas las situaciones cotidianas y soportarán los interrogatorios del detective Sinclair.

El problema de Rojo, tras su imponente arranque, es que la historia se diluye en las escenas de la vida cotidiana argentina. Se pretende hacer una historia coral, con el abogado, su mujer y su hija que está iniciando su vida amorosa con su novio Santi… No obstante, realmente, el espectador no acaba sabiendo nunca dónde nos quiere conducir la película. Una mezcla de naturalismo y cuadros pictórico que ralentizan el argumento y le acaban restando importancia.

En resumen, un film interesante y arriesgado que consigue crear una atmósfera opresiva y original, pero que funciona mejor en el crítica que en la taquilla. Una cinta para amantes del cine negro y experimental.

Firma: Llorenç Ramis