Biografía sobre la epopeya del actor-payaso Marcel Marceau que ayudó a decenas de huérfanos judíos a huir de los nazis. Una lástima que ni el guión, ni los actores están a la altura de la grandeza de la historia que relatan.
Marcel Mangel (1923-2007), más conocido por Marcel Marceau, fue un actor y mimo francés que resucitó el antiguo arte de la pantomima. Saltó a la fama por sus actuaciones para animar a las tropas francesas establecidas en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. A partir de ese éxito, su cara totalmente pintada de blanco, sus anchos pantalones y su vieja chistera dieron la vuelta al mundo en los más importantes escenarios. Resistencia cuenta su vida antes de ser famoso y el maravilloso papel que jugó durante la ocupación nazi de Francia ayudando a cruzar los Alpes a miles de huérfanos judíos.
Marcel es judío, hijo de un carnicero que no lleva muy bien los deseos de su hijo de dedicarse al mundo de la actuación. Tampoco le ayudan las críticas de su hermano George, policía francés que aguarda en tensión la posible invasión del III Reich. Todo cambia para Marcel, cuando su primo le pide ayuda para entretener a un grupo de judíos huérfanos que han llegado desde Alemania. Marcel protesta al principio pues no es un payaso. Sin embargo, el trato con los niños le abre un horizonte nuevo y, a partir de ahí, se transforma en un ángel para los huérfanos y su supervivencia.
¿Cómo puede ser que una trama tan poderosa canse al espectador y salga del cine con una sensación agridulce? En primer lugar, por la estructura de la película que no encuentra, en ningún momento, el equilibrio entre la Historia con mayúscula y con minúsculas.
La cinta está llena de rótulos para explicar la Segunda Guerra Mundial, de referencias históricas como si de un documental se tratara. Con lo que el arco del protagonista y sus emociones no acaban de funcionar bien. En segundo lugar, las soflamas sionistas rozan el radicalismo frente a cualquier otra forma de bondad. No se entiende, por poner un ejemplo, el empeño del director por asociar los cantos católicos al nazismo de una manera tan burda o hacer caer sobre sacerdotes torturados la sospecha de la delación.
Por último, los diálogos carecen de sentido en muchos momentos. Los personajes casi hablan como un libro de historia; otras veces en metáforas; otras son pasajes directamente copiados del Talmud; pero casi nunca da la sensación de ser una voz humana sino un mensaje que se nos quiere transmitir. Los conflictos personales no se resuelven, no consiguen llegar al espectador.
En resumen, una epopeya, una maravillosa aventura sobre uno de los mimos más famosos, que se pierde por querer abarcar demasiados momentos reales y por su radicalismo.
Firma: Llorenç Ramis
Marcel vive para ser actor. Es lo que le hace feliz, a pesar de la oposición de su padre y las críticas de su hermano para quien hay cosas más importantes de las que ocuparse: la posible invasión de Francia por parte del III Reich. La llegada de los nazis les pilla a Marcel y sus amigos ayudando a un grupo de judíos huérfanos. A partir de ese momento, todo su empeño será ayudar a huir a los niños para que la gestapo no los atrape.
