Ramona

El primer largometraje de Andrea Bagney es… su primer largometraje. Esta obviedad es una manera, como otra cualquiera, de empezar el análisis de un film que, al menos en sus resultados, está a medio camino del cine experimental y el trabajo de fin de máster de una academia de cinematografía (inclinándose más hacia este último).

La historia de una joven angloespañola que vive con un chef, cuida una niña, hace traducciones y quiere ser actriz pretende reflejar a cierta juventud actual que deambula por las grandes ciudades intentando acomodar sus sueños a la realidad y procurando, también, comprenderse a sí misma. El retrato que hace de Madrid es brillante y sugerente, con una fotografía en blanco y negro que da a la narración un ambiente atemporal.

Fuera de la estampa, sin embargo, todo se vuelve torpe, artificial y exasperante en lo limitado de su léxico. Como me temía, la osadía de la inexperiencia de la realizadora, enlaza su cinta con, nada más y nada menos, que Woody Allen y sus peripatéticos diálogos neoyorquinos. Conecta a su vez con Greta Gerwig y su Frances Ha, de quien también toma el blanco y negro y el discurso anárquico.

La intención queda a salvo y los maestros elegidos honran al equipo realizador, pero el resultado final dista mucho de parecerse en algo a sus ambiciosos modelos. El peso de la acción lo lleva su protagonista, encarnada por Lourdes Hernández en el que, claramente, es su primer papel en un largometraje. Su inexperiencia, a la que tampoco ayuda un rol poco perfilado, provocan que el pretendido desenfado resulte encorsetado y falto de espontaneidad, con una gestualidad exagerada y unas frases que nos hacen dudar de si se sabe sus líneas o realmente estaban tan poco pensadas.

Tampoco le ayuda el resto del elenco, salvo, quizá, los personajes de Francesco Carril y de la actriz que interpreta a Rocío de quien ni siquiera he conseguido el nombre.

En fin. De verdad que me sabe mal echar por tierra un proyecto que seguro que contó con mucha ilusión, y muchas horas de trabajo. Solo espero que, en el futuro, ese esfuerzo actual, dé sus frutos en un producto más pensado y mejor interpretado.

Firma: Esther Rodríguez