Meltem Kaptan y Alexander Scheer forman uno de los tándems más encantadores que ha llegado a salas últimamente en un drama real y actual cuyas escenas cotidianas le dan verdadero calado.
Detrás de este título tan complicado (intenten decirlo en voz alta y rápidamente) se encuentra el doloroso drama que durante cinco años vivió su protagonista, Rabiye Kurnaz, sin saber dónde se encontraba su hijo, de qué le acusaban o qué podía hacer ella para liberarle de las torturas de Guantánamo.
Sobre el caso real de Murat Kurnaz y sus padecimientos en la cárcel, ya se hizo otro largometraje en 2013, Fünf Jahre Leben, que no se llegó a estrenar en España. De todos modos, lo que se nos ofrece ahora es la visión de los que están fuera de los muros pero presos también de la inquietud y de la impotencia. Los que deben lidiar con la angustia mientras siguen con su vida atendiendo al trabajo o al resto de la familia.
Y aquí encontramos el gran acierto de esta película: la arrolladora y simpatiquísima personalidad de Rabiye y su incansable pelea por ayudar a su hijo mientras batalla con su pasivo marido, su despreocupada hermana, la cinta del gimnasio o la velocidad incontrolada cada vez que conduce. Un torbellino de optimismo agotador que no logra ocultar su amor de madre y su preocupación por todos. El tándem que construye con Bernhard Docke, el abogado que le ayudará en su cruzada, es de lo más delicioso que se ha visto en el cine últimamente.
De este modo, el trabajo de Meltem Kaptan y Alexander Scheer encarnando a madre y abogado respectivamente es excelente y se lleva casi todo el mérito de la calidad de este film. La naturalidad de sus gestos, expresiones y dicción consigue el objetivo de introducir al espectador en la vida cotidiana de la familia de Murat y el choque cultural que sufren cuando se ven envueltos en los desalmados entresijos de la política internacional, con viaje a Washington incluido.
Es cierto que le película se hace demasiado larga y, a pocos minutos del final, se puede caer en el aburrimiento. Quizá se podrían haber acortado algunas escenas de las tramas legales pero, desde luego, ni uno solo de los planos de Rabiye en sus quehaceres cotidianos ya que son precisamente esos, los que dan verdadero valor y calado a este drama real y actual.
Firma: Esther Rodríguez
Rabiye es una ama de casa turca que vive en Bremen (Alemania). Su marido trabaja en Mercedes y tienen tres hijos. Poco después del atentado del 11-S, su hijo mayor, Murat, es detenido y llevado a la cárcel de Guantánamo. Rabiye emprenderá una incansable pelea para lograr liberarle y traerle de vuelta a Alemania.
