Una propuesta amable cuyo miedo a profundizar la lleva a un sentimentalismo que no termina de funcionar. Entre algunos valores destacables, se desaprovechan recursos sugerentes que acaban frivolizando temas importantes.
Michael Showalter adapta las memorias del periodista Michael Ausiello en este drama romántico donde, pese a la historia feliz que ansía en un principio el protagonista, queda un relato sobre la pérdida y sobre el amor. En Quédate a mi lado, el elemento trágico se introduce brevemente al comienzo y, con ello, el espectador conoce el final desde el arranque, conscientemente como su título en inglés (“Spoiler Alert”) indica. Así, el desarrollo del largometraje permite centrarse más en lo relacional y convertirse, eventualmente, en una especie de celebración de la vida de Michael (Jim Parsons) y Kit (Ben Aldridge) hasta el final.
No obstante, el film peca de apoyarse demasiado en el sentimentalismo para tapar aquellas piezas que no funcionan tanto y un guion, construido a modo de biopic, que avanza sin aparente deseo de profundizar en lo narrado. Así, se desaprovechan varios componentes que podrían haber aportado capas de lectura interesantes. Entre ellos, se encuentra el uso del flashback a modo de sitcom que describe eventos del pasado desde la imaginación y la perspectiva del propio Michael. Este recurso subjetivo, que podría haberse usado sugerentemente para explorar los mecanismos que las personas a veces tenemos para evadir o enfrentarnos a episodios dolorosos de la vida, cae en lo burlesco sin gracia y frivoliza temas importantes como el bullying, la pérdida o la familia. Si bien, hacia el final, el director parece darse cuenta –demasiado tarde– del interesante recurso que tenía entre manos y utiliza ese aspecto metanarrativo y metafílmico para darle un giro bonito al desenlace.
A pesar de ser amable, estar repleta de buenos temas musicales y contar con algún papel brillante y tierno como el de Sally Field, Quédate a mi lado es una propuesta efectista a nivel emocional que no acaba de funcionar por su miedo a profundizar. Aun así, consiguen hallarse en ella importantes valores a tener en cuenta como el compañerismo, el amor sincero, el acompañamiento en momentos difíciles –tanto de una pareja como de la familia– o el perdón.
Firma: Yoel González
Basada en las memorias homónimas del periodista Michael Ausiello, la película sigue su historia de amor con el fotógrafo Kit Cowan. Tras conocerse, ambos comienzan una relación que se alarga durante varios años, con sus altibajos, y que toma un giro trágico cuando a Kit lo diagnostican con un cáncer terminal.